El tabernáculo y el arca


¿Para que fue creado el tabernáculo? ¿Qué significa el arca del pacto? ¿Por qué es tan importante este tema? Quizás a usted le han pasado por la mente algunas de estas preguntas, sin llegar a una respuesta. En este pequeño fragmento, tratare de contestar algunas de ellas.

El Tabernáculo era una tienda de campaña rectangular que estaba rodeado por un atrio exterior, una especie de patio, en donde el sacerdote, de una forma ceremonial, se purificaba a sí mismo con agua y ofrecía los sacrificios exigidos en la ley de Moisés para el perdón de los pecados. Ya dentro de la tienda, el primer espacio era el Lugar Santo donde estaba el candelabro de oro de siete brazos, la mesa de los panes de la proposición y el altar donde se quemaba el incienso.

Y separado del Lugar Santo por un velo, estaba el Lugar Santísimo, donde se encontraba el Arca del Pacto conteniendo las tablas de la ley, la vara de Aarón y el maná. Allí solo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año, en el día de la expiación, cuando los pecados del pueblo eran expiados o temporalmente removidos.

De forma que el Tabernáculo fue construido para ser el lugar donde el pueblo de Israel se encontrara con Dios (Exo. 25:8; 29:42-46), en el que Dios se revelaba al pueblo y donde los pecados del pueblo eran expiados. El tabernáculo, es una imagen de la naturaleza humana tomada por el Hijo eterno de Dios cuando él “habitó” entre nosotros (Jn 1:14; Mt 1:23).

El arca era una caja cubierta de oro situada en el Lugar Santísimo, en la dentro de ella había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto (Heb 9:4). El propiciatorio cubría el arca (Exo 25:21). Dos querubines, uno frente al otro ensombreciendo al propiciatorio (Exo 25:20). ¿Qué nos retrata toda esta escena elaborada?

El arca era una imagen de la persona y la obra salvífica de Cristo. El maná que estaba en la urna de oro, prefiguraba la comida que mantiene la vida, misma que Dios da a su pueblo en Cristo. Cuando Israel estaba en el desierto, el Señor los sostuvo con un pan misterioso (Exo 16:32-33).

No sabiendo lo que era, lo llamaron Maná (que literalmente significa “¿Qué es eso?”). Cuando Jesús alimentó a los cinco mil hombres, él dijo: “No es Moisés el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo”. (Jn 6:32-33). ¡Es Cristo mismo la comida que da la vida para el creyente! (Jn 6:35).

Los diez mandamientos también fueron colocados en el arca, esto demostró que la ley moral siempre estará ante la presencia de Dios, mostrándonos su justicia y santidad. Jesús cumplió con toda la ley perfectamente en beneficio de todo su pueblo, el único que puede presentarse  inocente delante de Dios.

El propiciatorio se estableció en la parte superior del arca. Cuando el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo en el Día de la Expiación, el rociaba la sangre del sacrificio sobre el propiciatorio. Esto prefigura la sangre expiatoria de Jesús. El pecado de Israel había formado una barrera entre Dios y el pueblo. De igual manera nuestros pecados nos han separado de Dios. Dios tiene que mirar al hombre a través del lente de su ley a causa de su justicia. 

Entonces, ¿cómo puede el hombre inicuo estar ante la presencia del Dios justo? El dilema se resuelve a través de la sangre de Jesús. Su sangre se interpone entre la ira de Dios y el creyente. Solo la sangre de Jesús satisface las demandas de Dios, y a través de ella, los pecados del pueblo de Dios han sido perdonados. Ahora el Señor ve a los creyentes no a través de la lente de la ley, sino a través de la lente del evangelio.

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